Pulsa en el perfil para ampliarlo

Etapa corta de 9,9 km que recorre en su totalidad ambientes esteparios. En su primer tramo atraviesa una zona de cultivos y en su segunda parte, tras cruzar el río Talegones, asciende a las parameras que limitan con Guadalajara, desde donde podemos obtener amplias panorámicas de la Provincia de Soria hacia el Norte. Se inicia la etapa en Alaló, pequeña localidad de horizonte despejado dedicada fundamentalmente a la agricultura y ganadería. Destaca su iglesia en honor a los santos Justo y Pastor, construida en su mayor parte en el siglo XVII, probablemente sobre una iglesia románica anterior, como parecen atestiguarlo algunos sillares decorados reutilizados en la nueva construcción. Se conserva en la iglesia una pila bautismal gallonada, románica o incluso gótica, posiblemente de un despoblado medieval.

Son característicos de la arquitectura popular de la zona los palomares, junto con encerraderos de ganado o tainas, algunas de ellas con cubierta de paja de centeno. En Lumías, pequeño pueblo enclavado en el fondo del barranco que forma el río Talegones, sorprenden especialmente los cantiles rocosos que lo delimitan y los palomares que se sitúan en cuestas inaccesibles. Contrasta la reciedumbre de las rocas con los verdes prados y zonas de huertos con frutales en la zona baja. Existen varios molinos harineros al lado del río, y uno de ellos con un pequeño salto, abastecía de electricidad a los pueblos cercanos. La ruta finaliza en Arenillas. Su iglesia parroquial de San Cipriano y Santa Cristina, con trazas góticas, conserva un órgano de 1781. Existen en su término numerosas fuentes, destacando la “fuente romana” recientemente restaurada. Podrás comprar esencia de espliego que los vecinos elaboran de forma artesanal, destilando la planta en antiguas calderas de hierro en la orilla del río Talegones.

El cañón del río Talegones es uno de los mejores paisajes kársticos de la zona. Su orientación E-W, resguardada de los vientos desecantes y fríos, y su profundidad debida al labrado de un curso de agua permanente pero de escaso caudal, son los responsables de un microclima especial que permite la presencia de muchas especies vegetales de gran rareza, con requerimientos ecológicos correspondientes a zonas templadas de media montaña.

En abril es un espectáculo la floración masiva de un narciso de gran tamaño (Narcissus eugeniae), endemismo de las montañas frescas del Sistema Ibérico, que aparece de forma continua a lo largo de las márgenes del río entre Torrevicente y más allá de Lumías. En los ambientes rocosos umbríos del cañón encontramos plantas de montaña como Erinus alpinus; y en las solanas resguardadas especies frioleras de climas mediterráneos frescos como el espantalobos (Colutea arborescens). En otoño nos sorprende la profusión de color rojo intenso y amarillo que confieren la presencia del arce de Montpellier (Acer monspessulanum) tanto a la vegetación de ribera, como a algunos bosquetes de laderas rocosas umbrías. El paisaje, dominado por vastas parameras y relieves llanos, en ocasiones se ve interrumpido por barrancos, hoces o pequeños cañones donde singulares especies animales y vegetales encuentran su hábitat óptimo. En las inmediaciones de Arenillas atravesamos un pequeño y sorprendente enclave rocoso labrado por el arroyo Parado, en el que vive una pequeña población de un singular geranio de roca (Erodium glandulosum), planta muy llamativa, que presenta cinco pétalos rosados y solo dos de ellos con manchas metálicas.

---

Ciclabilidad

95%

---