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Esta segunda etapa de la variante de 27,3 km nos lleva hasta la localidad de Mazaterón, atravesando únicamente el pequeño pueblo de Buberos. Rodeado de campos de cereal, Buberos conserva una iglesia, la de San Juan Bautista, con la traza gótica del siglo XVI, aunque ha sufrido importantes transformaciones durante el barroco. En las afueras del pueblo se localiza la ermita de Santa María Magdalena. Una gran parte del recorrido se efectúa a los pies de la Sierra del Costanazo, elevación calcárea de suave relieve, tapizada por un denso encinar y coronada en su vertiente norte por un cinturón rocoso de interés para la flora y avifauna rupícola rapaz. Los densos y extensos encinares de esta sierra han motivado su propuesta como espacio natural de interés europeo, denominado LIC Encinares de la Sierra del Costanazo. A nivel paisajístico llama la atención su carácter de islote de vegetación arbórea en medio de la mayor área cerealista de la provincia de Soria.

Las masas forestales por las que transita la etapa son vestigios de bosques típicamente ibéricos integrados por quejigos (Quercus faginea) y encinas (Quercus ilex subsp. ballota) que tuvieron una mayor representación en el pasado, extendiéndose en gran parte de la vasta extensión cerealista de la comarca. Han permanecido hasta nuestros días por estar en suelos muy rocosos y pobres, poco aptos para la agricultura, y por ser el reservorio de combustible de leña y carbón vegetal en una comarca agraria con escaso arbolado. También proporcionan alimento y refugio a algunos mamíferos como el ciervo, corzo, o jabalí. Los cortados de la vertiente norte de la sierra del Costanazo son el hábitat de especies de avifauna de interés como el águila real, el halcón peregrino y el búho real, todos ellos muy sensibles a la alteración de sus áreas de alimentación y nidificación.

En las grietas de las paredes rocosas abundan unas pequeñas y apretadas matas almohadilladas de follaje rojizo y flores blancas, conocidas vulgarmente como “rompepiedras” (Saxifraga moncayensis), especie endémica del entorno del macizo del Moncayo.

Una parte del recorrido está trazado por un bello camino antiguo, perfilado con muros de piedra, ahora en parte caídos, que cruza la espesura del encinar sobre un estrato geológico que forma un rellano natural. Es muy posible que este antiguo camino haya formado parte de los avatares históricos del actual despoblado de Peñalcázar. Los encinares más o menos densos colonizan la sierra de Miñana hasta los 1.315 metros en el Alto de la Cruz, pero cuando el terreno es muy abrupto y la pedregosidad es excesiva, son reemplazados por las formaciones abiertas mixtas de encinas con enebros de la miera (Juniperus oxycedrus), sabinas moras (Juniperus phoenicea) o enebros comunes (Juniperus communis), predominando este último en las exposiciones más umbrías.

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