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Etapa corta de unos 7,7 km que nos saca del espacio natural LIC Altos de Barahona para adentrarnos en las tierras del Señorío de Medinaceli, aunque sin cambios en las características paisajísticas. El recorrido alterna varios tramos de parameras y cultivos, y en su mitad de camino cruza un encinar típico de las tierras altas calcáreas. Tras salir de Alpanseque nuestro destino es Romanillos de Medinaceli, “una aldeíta naúfraga en un mar de espigas” como la describe Ortega y Gasset. Sorprende la riqueza arqueológica del municipio, con restos de un amplio pasado histórico. Destaca el hermoso viacrucis que asciende por las calles del pueblo hasta la ermita de la Virgen de La Soledad. La iglesia parroquial está dedicada a San Miguel, es de origen románico y presenta elementos barrocos, como el coro y el magnífico órgano que conserva.

También podrás visitar un museo de la cultura rural que cuenta con más de 500 piezas donadas por los vecinos del pueblo. El recorrido pasa cerca de algunas pequeñas balsas típicas de los páramos de Barahona, y aunque no son grandes lagos, ni lagunas de alta montaña, albergan flora y fauna de sumo interés. Estos humedales llamados en la zona charcas, navajos o lagunillas, son pequeñas lagunas de aguas someras y de carácter temporal. Las oscilaciones climáticas de la comarca, donde se alternan periodos lluviosos y de sequía con prolongada incidencia solar, propician que estos humedales fluctúen hasta su secado completo. Existen singulares comunidades de plantas y anfibios adaptadas a las oscilaciones extremas de estos ecosistemas, considerados de máximo valor en Europa.

Llegando a Romanillos, llama la atención la gran cantidad de corrales ganaderos abandonados y la ausencia de vegetación arbórea, e incluso la escasez de vegetación arbustiva. Bajo estas condiciones de alta pedregosidad e intenso pastoreo predominan comunidades de especies vegetales herbáceas diminutas y de ciclo breve, cuyas semillas son propagadas por el ganado ovino a través de sus pezuñas, excrementos, etc. Además son frecuentes tomillos y otras plantas rastreras que contribuyen a la alta calidad y diversidad del pasto, pudiéndose encontrar densidades de más de quince especies por metro cuadrado. La etapa transita por un bello encinar con ejemplares centenarios. Estas masas boscosas de escasa superficie responden a períodos de intensa actividad agrícola y ganadera, pero sobre todo a la falta de potencialidad forestal de esta área geográfica constituida en esencia por altas parameras de suelos muy rocosos y poco profundos que no permiten el desarrollo de masas boscosas densas.

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Ciclabilidad

100%

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