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Etapa de 11,8 km que enlaza los valles del Arroyo del Pradejón y del Río Blanco. En lo más alto del recorrido tras subir de Arbujuelo podemos apreciar la amplia extensión de lo que se denomina el páramo de Layna, que cruzaremos por una de sus áreas más estrechas. La segunda mitad de la etapa remonta aguas arriba el valle del Río Blanco mostrándonos algunos de sus diversos valores naturales y paisajísticos. Después de salir de Arbujuelo, pasaremos por el pequeño pueblo de Urex, enclavado en el valle del río Blanco. Sorprende la cantidad de fuentes que existen en sus alrededores, destacando los nacederos de origen kárstico que en el paraje de Valdeciervos forman un arroyo abundante que vierte al río Blanco. Por todas las calles podrás contemplar obras de arte que un colectivo de artistas asentados en la localidad han ido dejando y renovando.

Tras un agradable trayecto por el fondo del valle, nos acercamos a la localidad de Layna, pueblo citado en numerosas ocasiones en el Cantar del Mío Cid al ser paso obligado hacia Medinaceli. Posee un interesante patrimonio, como la iglesia de Nuestra Señora de la Calzada y la ermita de Nuestra Señora de La Antigua, pero sin duda su patrimonio más destacable es el yacimiento paleontológico de Cerro Pelado. Las primeras excavaciones sistemáticas en él fueron realizadas en los años setenta con la ayuda de la National Geographic Society británica y posteriormente se convirtió en la primera Reserva Paleontológica declarada en España.

La primera parte de la etapa cruza una zona esteparia de altas parameras que se encuentra integrada en la Red Natura 2000 de espacios naturales de ámbito europeo, denominada como “Páramo de Layna”, de interés tanto por su vegetación como por su fauna. Este lugar representa el hábitat estepario por excelencia, típico de las parameras desarboladas sorianas y alcarreñas tapizadas de matorral almohadillado presidido por la aulaga merina (Genista rigidissima), la ajedrea (Satureja intricata), la aliaga (Genista scorpius) y otros matorrales aromáticos. Estos ambientes pedregosos y llanos están ligados a una larga tradición ganadera de ovino, de la que queda constancia en la gran cantidad de construcciones pastoriles diseminadas por el entorno. Lo más destacado de este páramo, aparentemente desolado, es una de las mejores poblaciones de Europa de una pequeña ave esteparia, la alondra ricotí o de Dupont.

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Ciclabilidad

98%

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