ETAPA
Deza-La Quiñoneria


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Etapa de 17 km que combina paisajes agrícolas y de bosques de encinas y quejigos, a lo largo de la zona basal de la Sierra de Deza o Miñana. Los desniveles son poco relevantes, pero su trazado es un sucesivo sube y baja por una gran diversidad de tipos de caminos. Se trata de una de las zonas más solitarias de la provincia, lo cual podremos comprobar cada vez que nos toque andar por alguno de sus cortos tramos de carretera. El mayor hito de la etapa es el despoblado de Pañalcazar. Saliendo de Deza, el primer pueblo que encontramos en la ruta es La Alameda. Se encuentra al sur de la Sierra de Miñana, en un collado que enlaza los valles del río Henar y Carabán. En el pueblo destaca la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, con portada románica sencilla, pues su única decoración es un arco apoyado sobre ménsulas. En las afueras se pueden encontrar numerosas bodegas. Siguiendo el recorrido pasamos al pie del despoblado de Peñalcázar, situado sobre una mesa rocosa aislada a más de 1.200 metros de altitud, lo que le confiere una posición defensiva privilegiada. Los cortados calizos naturales se ven reforzados en su extremo oeste con la construcción de un recinto amurallado. En los tramos conservados de la muralla, que cuentan todavía con algunas almenas con aspilleras y restos de adarve, se pueden observar dos fábricas diferentes, una de tapial de cal y canto y otra de mampostería. Destacan los restos de una torre de planta rectangular, que posteriormente se ha reutilizado a modo de pequeño lagar. La puerta original se abrió en la zona sur, de la que actualmente solo queda el hueco entre dos lienzos de muralla por donde entraba el camino de acceso. Siguiendo la muralla hacia el Este se localiza un aljibe.

Durante el periodo islámico, siglos IX y X, debió ser una de las fortalezas de los Banu Mada, noble familia de origen bereber que controló el territorio entre Ateca y Deza. A este periodo se atribuyen las partes más antiguas de sus murallas. En el siglo XII pasa a manos cristianas, quedando, tras un corto dominio aragonés, dentro del reino castellano. El Concejo de Soria intentó controlar la fortaleza de Peñálcazar, pero la monarquía, dada su importancia estratégica junto a la frontera de Aragón, prefirió mantenerla bajo su jurisdicción, eximiendo de tributo a sus moradores para atraer más pobladores. Durante los siglos bajomedievales (XIV y XV) fue escenario de algunos episodios de las guerras entre castellanos y aragoneses, e incluso fue ocupada durante algún tiempo por huestes navarras (1447). Con la edad moderna llega la paz a la frontera, solo interrumpida en ocasiones excepcionales: durante la Guerra de Sucesión, las tropas aragonesas partidarias del Archiduque Carlos ocuparon durante algún tiempo la fortaleza (1706-07), y en la Guerra de la Independencia en septiembre de 1810, fue escenario de una escaramuza entre las tropas francesas y las partidas de Mina.

A mediados del siglo XIX la localidad contaba con sesenta casas habitadas y doscientos sesenta y seis habitantes. Fue perdiendo vecinos hasta ser abandona por completo en los años 70 del siglo XX, siendo todavía visibles los restos arruinados del caserío. Destaca la Iglesia de San Miguel con restos constructivos que se remontan al siglo XVI. Algo apartadas, en el extremo este de la meseta, se encuentran las ruinas de una ermita, y bajo la cara norte del risco quedan los restos de un nevero.

Terminamos la etapa en el pequeño pueblo de La Quiñonería, en el que destaca la ermita de la Virgen Blanca, que conserva algunos elementos de su fábrica románica (siglo XIII), como la portada y los muros de la nave. En los siglos XVII y XVIII sufre importantes transformaciones, se sustituye su cabecera, se cubre la nave con bóvedas de lunetos y se añade un pórtico. El recorrido pasa junto a un yacimiento metálico que fue explotado entre 1846 y 1934 en el paraje de El Estrepal, aunque probablemente el aprovechamiento era más antiguo, de origen romano. Se extrajeron minerales de plomo, zinc y plata (galena y esfalerita). En la actualidad, existe un proyecto para su reapertura y explotación. En la sierra de Miñana y en los cerros arbolados que quedan dispersos en la comarca predomina una vegetación más o menos densa de encinas, aunque frecuentemente entremezclada con enebros de la miera (Juniperus oxycedrus), sabinas moras (Juniperus phoenicea) o enebros comunes (Juniperus communis) cuando el terreno es muy abrupto o rocoso. El paisaje que ahora vemos es el resultado de un lento modelado por la mano del hombre, donde solo las zonas más rocosas y abruptas no aptas para la agricultura mantienen el mayor grado de naturalidad.



Ciclabilidad
95%




Horario
4h. 19min.

Des. Subida
261m.

Des. Bajada
218m.

Distancia
15,3km.

Recorrido
Travesía

Severidad
1

Orientación
2

Dificultad
2

Esfuerzo
3

Graduación
1 Min / 5 Max


Recomendaciones

Prohibido circular a motor

No introduzcas especies

Si llevas perro, controlalo

Ritmo de marcha 3-4 km/h.

No arrojes basuras

Matén limpios ríos y arroyos

Prohibido acampar

Respeta animales y plantas

Prohibido hacer fuego

No seas ruidoso


Recuerda siempre

Infórmate del tiempo

Comprueba tus baterías

Lleva comida y bebida

No te sobrevalores físicamente

No vayas solo o informa de tu ruta

Lleva un vestuario y equipo adecuado


RECUERDA llama al 112 ante cualquier incidencia


Símbolos del sendero

Continúa sendero

Dirección errónea

Giro derecha

Giro izquierda