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Etapa muy corta de 9,7 km que nos aproxima a las tierras del Señorío de Medinaceli desde las parameras de los Altos de Barahona. Atraviesa un paisaje predominantemente estepario, aunque cruza por algunos vestigios arbóreos de bosques de rebollos, quejigos y encinas. Desde Romanillos de Medinaceli, a escasos tres kilómetros por un agradable camino que circula por el fondo de un vallejo, nos acercamos a Mezquetillas. Aunque el camino no pasa por el pueblo, merece la pena un pequeño desvío para su visita. Su propio nombre nos evoca una época medieval, frontera de cristianos y musulmanes. La iglesia del pueblo está edificada sobre una sólida construcción defensiva islámica, con un aparejo a tizón similar al que podemos encontrar en el castillo de Gormaz o incluso en la mezquita de Córdoba. Pasamos cerca de Alcubilla de Las Peñas, donde se encuentran restos de una fortaleza islámica y túmulos de enterramientos neolíticos. Terminamos la etapa en Yelo, preciosa localidad en la que llaman la atención los numerosos palomares en las cercanías del casco urbano. Hoy día casi todos abandonados, no hace muchos años constituían una parte importante de la economía agrícola, complementando una dieta compuesta preferentemente de cereales y legumbres. A la salida del pueblo, en una zona de huertas, encontramos en un abrigo rocoso un curioso colmenar construido integramente con lajas de piedra pegadas con barro.

En el sur de Soria es raro encontrar masas arboladas de rebollo (Quercus pyrenaica), al contrario de lo que sucede en el norte. Es un árbol que nos acompaña durante gran parte de los tramos del recorrido del GR 86 que atraviesan el Sistema Ibérico septentrional. La presencia de este árbol marcescente (mitad caduco y mitad perenne, que mantiene sus hojas secas en el árbol hasta que brotan las siguientes, bien adentrada la primavera) está condicionada a climas al menos un poco húmedos y suelos silíceos, escenarios poco frecuentes en la comarca que ahora recorremos, más bien seca y con suelos predominantemente calcáreos.

Podemos ver pequeñas masas de rebollos en las areniscas que afloran entre Romanillos de Medinaceli, Alcubilla de las Peñas, Mezquetillas, Yelo y Miño de Medinaceli, sobre suelos más o menos frescos, donde sus exigencias ecológicas se ven cumplidas, aunque de forma ajustada.

Esta etapa cruza fragmentos poco puros de estos bosques, muy mezclados con quejigo (Quercus faginea), concretamente en el primer tramo del recorrido a la salida de Romanillos de Medinaceli. En las grietas de algunos roquedos de areniscas rojizas de la zona podemos encontrar varias especies de bella floración como clavel silvestre (Dianthus lusitanus), boca de dragón (Anthirrinum graniticum) o dedaleras (Digitalis thapsi). Esta última, endémica de las montañas del centro de España, llega hasta esta área de forma fragmentada y relicta. Al volver a entrar en las zonas calcáreas el paisaje y su arbolado cambia, alternándose quejigares con encinares. Los primeros ocupan los suelos más profundos, frescos y umbríos; los segundos los suelos más secos y predregosos.

Los encinares son formaciones vegetales genuinas de los países del Mediterráneo Occidental, que en zonas interiores de España se manifiestan con una estructura muy particular. Las encinas presentan una fisonomía globosa y densa de bajo porte que se aprecian muy bien desde lejos. Cada pie arbóreo suele estar formado por numerosos rebrotes, resultado de reiteradas cortas para leñas y elaboración de carbón vegetal desde la antigüedad.

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Ciclabilidad

100%

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